La visión tradicional del último siglo de la República romana, en deuda con la obra de contemporáneos como Salustio o Cicerón, es un período caótico de la entropía, en la que los políticos sin escrúpulos, ha sumido al Estado en una violenta espiral de auto-destrucción. Varios son los retos que Roma había enfrentado desde la revuelta de los aliados itálicos en la búsqueda de la ciudadanía en la raíz de la sublevación de los esclavos y de los campesinos pobres, que fue la revuelta de Espartaco, la amenaza de la gran Mitrídates, la invasión de los cimbrios y los teutones. Y todo esto está marcado por la continuidad de las luchas, cambió el debate de las políticas de las instituciones en el campo de batalla, trocada oratorio por la espada, un Mario, Sila, una Pompeyo, o de César.
Para esta terrible situación, ¿cómo podría Roma, con el fin de evitar su colapso? Josías Osgood, un profesor de la Universidad de Georgetown, nos contó la historia de este tiempo-axial, para demostrar que fue entonces cuando se pusieron los cimientos del «Estado del mundo», que sería el Imperio. Desarrollado nuevas ideas y prácticas y políticas de la ciudadanía, la economía de la región Mediterránea ha experimentado una prosperidad sin precedentes, y la propia ciudad de Roma, una ciudad con más de un millón de habitantes, se convirtió en un centro intelectual como ningún otro. La enfermedad de Osgood supera las viejas historias centradas en los conflictos políticos y ampliar sus objetivos para incluir todo el Mediterráneo, para integrar los aspectos culturales, sociales y económicos, en una emocionante historia, la crónica de una agilidad asombrosa, y la profundidad de la profundidad intelectual, lo cual pone en cuestión las viejas concepciones de énfasis en el camino a Roma, cada vez más resistentes, fue capaz de superar la crisis, aunque esto se abocara a su transformación y el nacimiento del primer Estado del mundo.