Un ejercicio de memoria y una reivindicación del papel de la mujer en el conocimiento es universal y permite evaluar, en su propio derecho, por su destacada contribución al progreso científico.

El anonimato ha buscado, históricamente, las mujeres dedicadas a la ciencia. Han sido objeto de burla por parte de sus compañeros, y sufrió la indiferencia de las instituciones académicas y, en muchos casos, la propiedad de sus descubrimientos por parte de sus compañeros de equipo en frente de el silencio cómplice de la comunidad científica, de sexo masculino. Este trabajo tiene como objetivo sacar a la luz su obra y de la vida, y para poner de relieve las dificultades que tuvieron que superar, tales como su impresionante contribución al desarrollo de sus respectivas disciplinas.

En este libro, dijo, con las comodidades y la riqueza de detalles que te hacen sonrojar a más de un hombre, María José Casado ha profundizado en los archivos y bibliotecas para descubrir la trayectoria de la ciencia que ha de superar el estigma social y el rechazo, de los verdaderos pioneros en sus respectivos campos de conocimiento, que lleva con su talento, la inteligencia y el esfuerzo personal – el camino de la ciencia. De Hypatia de Alejandría a la paleontóloga Mary Leakey, en la calle Marie Curie, Émilie du Châtelet, Rosalind Franklin, Lise Meitner, Ada Lovelaceo la española María Andrea Casamayor.

Revisión:
«Todos ellos sirven como ejemplos de mujeres científicas que actualmente están luchando por lograr en el mundo científico, ya que la mayoría de nosotros de acuerdo a nuestras capacidades.»
Margarita Salas