Desde los antiguos faraones rezaban por las buenas cosechas, porque en los malos momentos, la compañía inevitablemente pone en cuestión el sistema de gobierno. La crisis actual no ha sido inmune a este fenómeno, por el contrario, más allá de las consignas como «No nos representan», en España, el interés por la política ha crecido de manera exponencial. Como sucedió con la prima de riesgo, y el debate sobre los sistemas electorales o de los mecanismos para la selección de las élites a surgir en los lugares más inesperados: los cafés, las calles y las casas.
Es unánime en la necesidad de reformar la política, y al final de un túnel nunca sale el mismo lugar donde se entra, pero no es poco fiable en el diagnóstico de lo que no funciona, y menos aún información sólida sobre las ventajas y desventajas de un posible cambio.
La urna está roto significa exactamente eso: identificar los principales problemas de nuestro sistema político y proponer soluciones que nos permiten controlar mejor nuestro presente y nuestro futuro; porque no es un libro para salir de la crisis, pero para evitar tener que ir de vuelta a esta situación.