El cantautor Ismael Serrano nos muestra, a través de las historias de estas personas que se han cruzado en su camino. De aldea en aldea, el viento lo lleva siguiendo el camino. Su patria es el mundo. Como un vagabundo que va para el titiritero, que cantó Serrat, y hemos jugado la estrella, que sería borrar las huellas dejadas por los malos recuerdos. Que es lo que somos. Los titiriteros. Y en ese ir y venir tratamos de seguir escuchando, tratando de encontrar la poesía que habita en el día a día y que no siempre somos capaces de ver, mediante la recopilación de los testimonios de la gente que hace del mundo un lugar más habitable. Es un libro de viajes. Pero no se que me han hecho la guitarra en el hombro, pero el viaje aún está en circulación, de los fugitivos que el sueño de aquellos a quienes la vida y las huelgas y, a pesar de todo, no te rindas. Historias que salen de cada uno de los otros, como el ruso muñecas matryoshka con la sonrisa congelada, a la espera de que el hechizo de tu mirada, me insufle vida. Aquí están las historias de los pueblos pequeños y de los grandes amores de los hombres y mujeres que conocí durante mis viajes, me encantó, brillante y valiente, un día, decidió cumplir la promesa, una vez hecho mirando el mar, o tal vez un rostro dormido, o tal vez su propio reflejo en una vieja ventana. Yo, mientras tanto, yo sigo con mi viaje. En la búsqueda de nuevas historias. El viento me lleva.