El diario de un genio » (1952-1964), sigue Mi secreto de la vida, revela un Dalí diario, una extraordinaria autenticidad, una especie de retrato del pintor, desnudo, contemplando con deleite en el espejo antes de que él se paró. Pero lo que está claro es que Dalí no sólo ama a su reflexión : en él, y mucho más allá de su propia imagen, son los grandes interrogantes que agitan la mente de un genio que nunca dudó de que él era. Como no tiene miedo de las palabras, juega con el placer, tiñiéndolas de humor irresistible. El retrato que hizo de sus contemporáneos es sorprendente, a veces, de respeto, de otros demoledor, siempre irónico. Y, sobre todo, de las vicisitudes del viaje espiritual de un artista que es consciente de su arte hasta el paroxismo y al borde de la locura, sin la cual no hay verdadera aventura y una vida es en sí misma una obra de arte, un espectáculo continuo, incesante invención.