La nueva dama de la novela negra en español. Un crimen de pasión a Santiago de Compostela. Seis sospechosos de tener la cena en el jardín de una casa de lujo en el barrio de saint-jacques de Compostela, mientras que el cuerpo de Xiana Alén, de quince años de edad, tendido en el suelo empapado en la sangre en la puerta de su habitación, como si se tratara de una instalación de arte: sus padres, su tía Leah Somoza, un pintor de fama internacional, un par de amigos y la vieja dama, la tía de las hermanas de la dictadura de los Somoza. Todas las señales apuntan a Leah, pero en un par de días, es un suicidio y es internado en un hospital. El comisionado de Santi Abad, con la ayuda de Ana Barroso policía joven, fuerte, de temperamento y que se unirá a una intensa y turbulenta relación, usted necesita para descubrir los secretos enterrados en el Alén Somoza, uno de los linajes más poderosos y ricos de la alta sociedad de galicia. Una excepcional parcela, en la que nada es lo que parece y nadie es quien dice ser confirmado a Arantza Portabales que la nueva dama de la novela negra en español. La prensa ha dicho acerca de Dejar su mensaje después de la señal:
«Los que la han leído, no se puede olvidar.»
Susan Pedreira, de Onda Cero», Un verdadero descubrimiento, [ … ] y de una gran novela.»
Elena Costa, la cultura de El Mundo «El trabajo es radical en las librerías.»
El Faro de Vigo «Portabales da un paso decisivo hacia adelante y expresa la ambición literaria incuestionable. […] El autor, en el estilo de «Rayuela», comienza por ofrecer diferentes posibilidades de lectura.»
Ramón Nicolás, La Voz de Galicia «, Una novela coral enorme, delicioso […] la última y mejor de la literatura reciente.»
Xurxo Fernández, » El correo Gallego «Arantza Portabales haga clic en una forma tan profunda, tan intensamente, que después de haber terminado el libro estoy pensando en cada uno de sus protagonistas […]: cuatro mujeres en una conversación con un contestador automático (cada uno con su propia piel a jirones entre monólogos, íntimo, a veces devastadoras, como la vida misma.»